Colmar, Francia

La magia de la Navidad


" Once upon a time..." así comienzan todos los cuentos. Así quiero empezar yo el mío, el cuento que me atrapó estas navidades y del que me costó mucho salir.
Quiero mostrar la magia que yo sentí paseando por las calles de Colmar, una preciosa villa de la Alsacia francesa.

Inicio pues mi relato...




Once upon a time (Érase una vez) una cabecita viajera en busca de un destino navideño relativamente cercano, lleno de todos los ingredientes necesarios para el disfrute en estas fechas de Papá Noel, con mucho encanto, con muchos Chistmas markets, vamos! un lugar en el que se pudiera respirar ese ambientillo, me causara fascinación y se pudieran tomar buenas fotografías.

Jamás escuché nada sobre esta ciudad, es más, cuando oí por primera vez su nombre tuve que tirar de enciclopedia (I must confess you...)


Hace un par de años Isaac y Paula me la mostraron a través de su blog Chavetas y la verdad que fue todo un maravilloso descubrimiento. Ellos viajaron a Colmar en diciembre y desde entonces ese destino palpitaba en mi interior. Necesitaba el tiempo justo y necesario para darle forma y hacerlo posible, y....voilá, el puentazo de este mes de diciembre me lo estaba poniendo en bandeja y, claro, no podía decepcionar a mi destino que me señalaba a voces Colmar....jejeje.





Colmar, "la magia de la Navidad". Sugerente slogan.

Y es que nada más bajarte del tren y andar un poquito te adentras ya en el cuento....

Le Place du Champs de Mars te da la bienvenida engalanada para la ocasión.
Me emocionó y mucho esa Marché aux Sapins (camino de abetos) tan monos ellos, alternando colores, verdes y blancos, apuntando con perfecta perspectiva al centro del parque. Además me encontré con la típica neblina de estas fechas que envolvía la ciudad.

Ya en ese momento estaba yo inmersa en mi fairy tale.


Caminando caminando iba descubriendo una ciudad limpia, más que eso, impoluta y casi en silencio, monacal más bien. Yo no sé si era por los cero grados que casi rozábamos lo cierto es que cuando salgo de España siempre me suelo encontrar a personas cuyo tono de voz nada tiene que ver con el nuestro, y es curioso.




El primer mercadillo que apareció ante mí estaba ubicado en la Plaza de los Dominicos.

A estas horas tan tempranas no suele haber mucha gente. Mejor! pensaba yo, así podré curiosear a mi ritmo, disfrutar de cada puestecillo más detenidamente, oler, tocar, preguntar,...

Ni qué decir tiene que en estos mercadillos hay una extensa y variada oferta de productos típicos navideños y no tan típicos, quiero decir que aparte de figuritas para el belén y toda clase de objetos para la decoración navideña también te puedes encontrar tenderetes con productos culinarios, gastronomía típica de la zona, objetos de cuero, plata, abalorios, puestos con artesanía, ropa de abrigo y calzado, velas, jabones, espejos, perfumes y esencias,....todo un universo de antojos varios que hace que a cada paso te enamores de algún pequeño capricho para llevarte.

Imposible cargar con todo!!
















Si he de destacar uno de los productos estrella de la gastronomía francesa....su paté. Decir EXTRAORDINARIO es poco!! Estaría el día entero sentada con una hogaza de pan, paté va, paté viene...jejeje...qué rico!! Aunque la cocina alsaciana es conocida por especialidades tradicionales elaboradas, como el cocido baeckeoffe, las tartes flambées oflammekueche, el fleischnackas y en especial por la choucroute, yo me quedo con mi paté.









Lo que hace verdaderamente hermosa a esta ciudad es sin duda su típica arquitectura, sus casas con travesaños de madera en las fachadas.
Indigando sobre este modo tan peculiar de construir en esta zona (La Alsacia francesa, Baja Sajonia, Selva Negra alemana) me enteré de lo siguiente:

El entramado de madera consiste en combinar una estructura de vigas de madera con un relleno de otro material: adobe, mampostería,...
Este sistema constructivo fue el más usado  hasta la aparición del hormigón armado.
Una gran ventaja: construir así no requería demasiados conocimientos especializados y era de gran resistencia y además el entramado soporta suficientemente las cargas del edificio.

Las vigas de madera son visibles puesto que  la madera se hincha o se deshincha con los cambios de humedad y esto puede hacer saltar el revoco que tiene delante, por lo tanto es más útil dejar la madera a la vista. Y es ahí donde comienza la versión del entramado que más abunda actualmente, con el armazón visible.

Un requisito imprescindible: la rápida evacuación del agua de lluvia, puesto que no hay nada más dañino para la madera que la permanencia continuada de la humedad. Por eso, en las poblaciones en las que abunda el entramado se suele ver que las plantas superiores vuelan sobre las bajas para permitir que el agua caiga directamente al suelo sin resbalar por el muro.

Por lo tanto, en toda esta zona geográfica con tan alto índice de pluviosidad, este tipo de construcción era la más adecuada.

Otras zonas en España donde se encuentran estos entramados: Las Hurdes (norte de Cáceres) y  La Alberca (Salamanca),...zonas preciosas y recomendables también.




Éste tipo de edificación data de los siglos XVI y XVII.

Las vigas se podían desmontar con mayor o menor facilidad y así poder montar la vivienda en otro lugar si el propietario lo necesitaba.
Los espacios entre las vigas se rellenaban de ladrillo muy rústico en las ciudades y de adobe en los pueblos y villas.
Las casas entramadas no se consideraban bienes inmuebles, a la hora de tributar, si no más bien bienes de carácter mobiliario.







El gusto de estos alsacianos para decorar es digno de mención. No puedo imaginar, por ejemplo, el día que se ponga a llover con fuerza o sople un vendaval,  dónde irán a parar todos los ositos, perritos de peluche, estrellitas, y un largo etc de monerías que cuelgan en sus ventanas y establecimientos.







Mi continuado paseo por las maravillosas calles de Colmar me lleva al siguiente mercado navideño, el de la Plaza de Juana de Arco, lugar que reconstruye a la perfección el ambiente de una villa alsaciana. Su oferta: delicias culinarias, vinos, licores, dulces...y ese olor a chocolatito caliente!





Cuando ya llevas días visitando mercadillos de Navidad piensas que ya ninguno puede sorprenderte, que todos son iguales y que es un poco más de lo mismo. Pero si te fijas te darás cuenta que aunque los productos que ofrezcan son repetitivos, los puestecillos, su diseño, ornamentación, su ubicación y colorido son bien diferentes en cada lugar.

Esta zona ofrece mercados en lugares tan distintos como Estrasburgo, Friburgo, Berna, Basilea, Kayseberg, Riquewihr,...y los he visitado en una gran mayoría y desde luego no hay dos iguales, puedo asegurarlo. Como tampoco hay dos villas de casas de entramados de madera iguales, por mucho que se parezcan.

Pasen y vean...


































La exuberante ornamentación de ventanas es la tónica general por esta zona de Francia y Alemania. El derroche de trabajo e imaginación es ilimitado.
Realicé cientos de fotografías a cientos de edificios que me sorprendieron a cada paso que daba y que a continuación muestro. Es una pequeña selección para no cansar.

















































Con un intenso frío y un montón de vinos calientes esperaba impaciente la caída de la tarde. Sobre las 16,30 h el día tocaba a su fin y era entonces cuando el verdadero espíritu de la Navidad sobrevolaba la ciudad.
Si hermosa era de día, de noche lucía espectacular.




E incluso los mismos puestecillos de la mañana se veían especiales y diferentes a la luz de las múltiples hileras de diminutas bombillas de colores que hacían más acogedor, si cabe, cada tenderete.







Estaba agotada. Debía coger el tren. Salir del cuento por el mismo pasadizo, por la misma puerta por la que entré a él: el paseo de los abetos. Me acompañaba la misma bruma, más espesa si cabe. Me fui sintiéndome protagonista de ese día, satisfecha de haber podido cumplir una vez más otro deseo, afortunada por el día vivido aquí y deseando compartirlo a través de este medio.

Y como suelen terminar los cuentos, fui feliz y comí perdices!...jejeje

No os perdáis Colmar. No al menos en Navidad.




Esta entrada se la dedico a Isaac y Paula, los Chavetas Chavetas una pareja de enamorados de sus vidas y de sus viajes. Sin ellos este lugar hubiera permanecido oculto quién sabe cuánto tiempo más. Gracias, muchas gracias a los dos por inspirar mis viajes.



5 comentarios:

  1. Precioso relato de la preciosa ciudad de Colmar

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    1. Gracias, muchísimas gracias. Y ya lo sabes, a perderte la próxima Navidad.
      Un abrazo!

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  2. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

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  3. Precioso lugar, unas fotos impresionantes, son un cuento de Navidad, acompañadas de un entrañable relato que te mete el gusanillo de ir allì alguna vez. Enhorabuena, magnifico trabajo como siempre.

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    1. Muchas gracias Maribel!!
      Apuntalo en tu wishlist!! Aquel lugar es pura magia
      Besos!!

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